No es erróneo decir que todos hemos notado alguna vez una sensación de entumecimiento de las extremidades, como si “se durmieran”. Siempre viene acompañado de una pérdida de sensibilidad (al frío y calor) y del tacto (no se siente la presión), lo cual es bastante desconcertante y molesto. Normalmente dura sólo unos minutos y luego comienza el hormigueo que se podría describir como pequeñas pinchaduras o cosquillas fuertes que duran hasta que el músculo se reactiva por completo. A veces el entumecimiento puede durar más y devenir en un calambre muscular.
Hay varias causas que pueden desencadenar en este fenómeno:
- La principal, más común y más inocua quizás es la de estar en una mala posición. Por ejemplo: cuando estamos sentados con un pie cruzado debajo de la pierna o cuando dormimos con el brazo abajo de la almohada.
- Otra es permanecer en la misma posición por un período prolongado de tiempo, ya sea sentado o parado. Las anteriores pertenecen a un fenómeno llamado parestesia, que se genera por la presión en las pequeñas arterias que se encargan de llevar oxígeno y nutrientes a los nervios periféricos, cuando estos se quedan sin oxígeno, se causa el entumecimiento de las partes.
- Lesión a algún nervio raquídeo por ejemplo a causa de alguna hernia discal. Esto causará que la parestesia sea crónica y no casual o momentánea.
- Trastornos en la columna, puede ser una lesión en la médula espinal, algún quiste o tumor en la columna (que rara vez aparecen) y vienen acompañados de incontinencia, espasmos musculares, parálisis, dolor y que empeoran con el paso del tiempo.
- Falta de riego sanguíneo ocasionado por endurecimiento (o congelamiento) de las arterias o inflamación de un vaso.
- Insuficiencia de vitaminas como la B1, B6, B12 o ácido fólico.
- Picaduras de insectos o mordedura de animales.
- Uso de algunas drogas ilegales.
- Niveles anormales de calcio, potasio y sodio en el organismo.
También otra serie de enfermedades pueden generar ésta molestia tales cómo:
- Diabetes: al subir los niveles de azúcar en sangre, dificultan el flujo sanguíneo, como se expuso anteriormente es una de las principales causas del adormecimiento de las extremidades.
- Migrañas.
- Esclerosis múltiple: el entumecimiento de extremidades es uno de los primeros síntomas de esta enfermedad que provoca dificultades en el flujo sanguíneo y el flujo nervioso. También provoca fuertes dolores o ardores en las mismas.
- Fibromialgia: se caracteriza por un dolor musculoesquelético generalizado e hipersensibilidad, acompañada de fatiga crónica.
¿Cómo prevenir el problema?
Si la parestesia es causada por una mala postura lo único que se debe hacer es liberar la presión en el nervio para que el problema sea solucionado en el momento. Luego, tomar conciencia de esa mala postura lo más pronto posible y corregirla.
Si nuestro trabajo requiere mantenernos en la misma posición durante mucho tiempo, lo ideal es tomar pequeños intervalos, aunque sea de cinco minutos, hacer una pequeña caminata o ejercicios de estiramiento para que la sangre se mantenga en circulación.
Ya que mayormente los problemas derivan de una mala circulación sanguínea, se recomienda una vida activa en el deporte, también se pueden complementar estos cuidados con prácticas de yoga al despertar y antes de ir a dormir. Una serie de ejercicios que no llevará más de diez minutos cambiará drásticamente la salud de su columna vertebral ayudándolo a flexibilizar los músculos lumbares y corregir la postura. Hacer el saludo al sol todas las mañanas es una gran forma de activar el metabolismo, el sistema circulatorio y arrancar el día con energía.
Es igual de importante cuidar lo que ingerimos, chequear regularmente los niveles de colesterol, triglicéridos, etc. en las visitas anuales al médico. Lo recomendable en primera instancia es mantener una dieta equilibrada y variada.
Las vitaminas B1 y B6 se encuentran en la mayoría de los alimentos que consumimos, ya sea frutos secos, guisantes, levaduras, cereales integrales y casi todas las frutas y verduras, lácteos y por supuesto carnes de todo tipo. Generalmente no se toman suplementos.
La vitamina B12 se sintetiza en el hígado, no está presente en alimentos que no sean carne (pues está sintetizada por el organismo del animal). Si usted es vegetariano o vegano, probablemente tenga deficiencia en esta vitamina y deba adquirir algún suplemento, se recomienda la visita a un nutricionista que le indique la dosis adecuada a tomar.
Si la parestesia o entumecimiento de brazos es crónica y aún teniendo una dieta saludable y practicar algún deporte el problema persiste, es necesario que consulte a un profesional.
¿Cuándo consultar con el médico?
Si usted padece alguna de las enfermedades antes citadas, es importante que haga una consulta al médico y visitas regulares, así como si se trata de una hernia discal u alguna otra lesión severa en la columna antes mencionada. El profesional será el indicado para proveerle los pasos adecuados a seguir o el tratamiento que requiere para atenuar su problema.
Si no sabe si ese es su caso, tenga en cuenta otros síntomas derivados de dichas enfermedades para saber si es necesario hacer una consulta:
- Incapacidad de caminar o moverse.
- Pérdida del conocimiento (aunque sea por un lapso breve de tiempo).
- Confusión o dificultad para hablar o pensar claramente.
- Visión borrosa o desenfoque repentino.
- Incontinencia de la vejiga o intestinal.
- Dolor severo ya sea en extremidades o columna.
- Entumecimiento en otras partes del cuerpo como por ejemplo brazos y manos.
- Erupción cutánea.
¿Qué le puede pedir el médico?
Dentro de los análisis de sangre más comunes pueden requerir:
- Hemograma: contabilización y características de los glóbulos rojos y blancos, cantidad de hemoglobina en sangre.
- Medición de químicos y minerales del cuerpo.
- Análisis de tiroides.
- Sondeo de vitaminas.
- Exámen toxicológico.
- Tasa de sedimentación: mide la inflamación en el cuerpo.
También se puede requerir imágenes médicas tales como:
- Angiografía: para observar dentro de los vasos sanguíneos.
- Tomografía o resonancia magnética de la cabeza.
- Tomografía o resonancia magnética de la columna.
- Ultrasonido vascular: para detectar el riesgo de ACV, especialmente si se duermen las extremidades superiores.
- Radiografías de la zona afectada.