Aunque últimamente se está hablando no demasiado bien de la leche, e incluso hay muchos detractores de este alimento, lo cierto es que la leche es un alimento importante para los niños. Si hablamos de recién nacidos y bebés, la leche es fundamental para su desarrollo, sobre todo, claro está, la leche materna. Pero también es beneficiosa cuando el pequeño está creciendo, de modo que recurrir a leches de crecimiento, especializadas para cada etapa del niño, es un consejo que ninguna madre debería pasar por alto.
Más allá de las creencias actuales, acerca de que la leche perjudica la salud, o que sienta mal al estómago, debemos tener en cuenta los múltiples beneficios y propiedades que tomar leche tiene para nuestro cuerpo, al menos mientras que somos niños. Calcio, fósforo y vitamina D, entre otros nutrientes, que suponen un elemento imprescindible para el desarrollo de los huesos y para que estos se mantengan fuertes y sanos.
No solamente se trata de que los niños crezcan hacia arriba, sino que los huesos necesitan sustento, sin olvidar tampoco otra parte básica de nuestra anatomía como son los dientes. Si quieres que tus hijos tengan unos dientes fuertes y saludables, tendrán que tomar leche en sus primeras etapas de vida, por lo menos.
¿Cuesta digerir la leche?
En ocasiones, el hecho de que un alimento sea de difícil digestión, se debe más bien a que nuestro cuerpo no se ha acostumbrado a tal alimento y, por ello, le cuesta digerirlo. Hay padres que no ofrecen leche a sus hijos, bien porque no les gusta a los pequeños, o bien porque ellos mismos, los padres, no tienen costumbre de consumir leche, y el organismo del niño no ha podido acostumbrarse a trabajar con ese alimento. En cualquier caso, si se produce una intolerancia a la leche, o más bien a la lactosa que esta contiene, afortunadamente hoy tenemos muchas opciones en el mercado, como las leches sin lactosa que son más digeribles por estómagos delicados.
El sabor de la leche
Con la leche ocurre como sucede con el agua, que su sabor no es muy apetecible para muchos paladares, y en especial, para lo niños. Los bebés están hechos al dulce de la leche materna y esto hace que puedan encontrar insípida la leche de vaca, y el agua. Si no le damos leche, o agua, ellos no conseguirán nunca cogerle el gusto. Aunque lo ideal es hacerse el paladar a los máximos sabores posible, y apostar por los alimentos en su estado lo más natural posible, pero como recurso, tenemos maneras de darle sabor a la leche. Por ejemplo, añadiendo miel, o cacao.
Los niños más mayores, pueden tomar batidos para merendar. Y no daremos de lado tampoco a los postres lácteos y caseros, como los batidos hechos en casa, con leche y frutas variadas, a los cuales también podemos añadir galletas o cereales. Desde luego que no será por falta de opciones que no tomemos leche.
La leche ayuda a dormir
Ya leíste que la leche fortalece los huesos, al tiempo que favorece el crecimiento y que estos no se partan ni se tuerzan. Lo mismo se aplica a la boca, que a menudo sufre de caries y de falta de calcio. Pero como adelantamos al principio, no solamente los huesos, sino incluso que hay beneficios extras que inciden en nuestras emociones y bienestar psicológico. Por ejemplo, que la leche ayuda a dormir mejor, lo cual es de agradecer a la hora de ir a la cama. Si dormimos bien, estamos con más energía, que si nos cuesta conciliar el sueño y entonces estaremos rendidos, sin fuerzas para nada y sin ánimo.
No es nuevo que tomar un vaso de leche caliente antes de ir a la cama ayuda a relajarse. O que cuando llegamos un poco tristes a casa, si nos preparan un cacao calentito, nos iremos al país de los sueños con mejores pensamientos y con menos penas. ¿Alguna vez lo has probado? Si a ti te ayudó, a los niños también lo hará. Si el peque ya es mayor y su médico da el visto bueno, añade miel a la leche para multiplicar sus efectos relajantes.
La leche regula el peso corporal
La leche no es solo un alimento que aporta fuerza a los huesos y nos permite dormir mejor, sino que también contribuye a que el organismo pueda mantener su peso, evitando la obesidad. Por eso y pese a los mitos en torno a que la leche engorda, hay que aclarar que, según estudios, la leche no solo no engorda, sino que además evita la obesidad. Las vitaminas que contiene ayudan a digerir las grasas y evitar que esta se acumule en el cuerpo. Por otro lado, mientras tomas leche, no estás tomando otros alimentos más calóricos o menos sanos, como pasteles o grasas.
Derivados de la leche
Si la leche no hace mucho tilín al niño, puedes preparar natillas y flanes caseros hechos de leche. De este modo, ve acostumbrándolo a tomar leche. En forma de postres, los alimentos entran mejor. E incluso a la hora de darle helados, apuesta por helados de leche en lugar de helados de hielo.
Estos son algunos de los beneficios de la leche para tu salud y para la salud de los niños. Así que hay sobradas razones para empezar a tomar leche y darle a este alimento el lugar que merece.