Para empezar, como cualquier enfermedad el Alzheimer es constantemente investigada. Científicos e investigadores realizan teorías constantemente para ayudar a saber más sobre este padecimiento. Si bien los avances durante los últimos años han sido significativos, todavía restan muchos aspectos por conocer. Uno de los principales, es las causas que provocan la enfermedad.
Hoy, gracias a dos estudios realizados se tienen indicadores de prevención que la población comienza a tener en cuenta. Entre ellos se encuentran los trastornos de sueño, la placa dental y disposiciones genéticas. Mientras que se avanza en indagaciones sobre los motivos que pueden conducir al Alzheimer, los tratamientos aumentan.
El Alzheimer
Puesto que es una enfermedad neurodegenerativa, las manifestaciones de conducta son evidentes. La persona presenta un estado senil, memoria deteriorada y rasgos de demencia. No es curable, aunque bien tratada la calidad de vida y los avances de los síntomas se mejoran. Debido a que la neuropatología puede confundirse con otros trastornos psiquiátricos o de la vejez, los análisis son exhaustivos. Antes de hacer un diagnóstico, el profesional utiliza pruebas muy diferentes en el proceso. Es así que desde pruebas en las células cerebrales hasta exposición a test con imágenes son analizados.
Con rara frecuencia los síntomas se presentan repentinamente. La persona durante años tiene rasgos leves como pérdida de memoria y no percibe estas señales. También se anexan entrevistas con el entorno del paciente para dilucidar si se hallaron ante situaciones que den pautas de que la enfermedad ha estado presente.
Signos y Síntomas
- Pérdida de memoria.
- Incapacidad de resolver operaciones aritméticas sencillas.
- Cambios de estado de humor.
- Conflictos en la atención y orientación.
- Dificultad para comunicarse claramente.
- Cansancio o fatiga permanente.
Las Etapas de la Enfermedad
Son identificadas tres etapas con respecto a los avances del trastorno. En ellas se contemplan muy marcadamente los avances en diferenciación con el periodo previo o posterior. Estos periodos de la enfermedad no tienen un tiempo específico, pueden variar de paciente a paciente. Sin embargo, se tiene como estimación que la patología avanza progresivamente desde los 2 años hasta los 20 posteriores a su inicio.
Leve: En este periodo las manifestaciones incluso pueden pasar desapercibidas. Suelen confundirse con problemas por la edad avanzada u otras enfermedades de origen cognitivo. Durante esta fase los síntomas serán: pérdida leve de memoria, lentitud de habla y comprensión, perderse durante una conversación o tener nebulosas y no completar las frases, cambios de humor y energía.
Todavía el enfermo realiza tareas por sí mismo excepto aquellas muy complicadas que requieren atención minuciosa.
Moderada: Este trayecto puede ser de los más complejos. La enfermedad empieza a incapacitar a la persona y se hacen clara su presencia. Es un periodo en que el entorno tiene que adaptarse al enfermo y asimilar la difícil situación. Los padecimientos de esta etapa incluyen: Pérdida de espacio y tiempo, no pueden recordar día y hora con facilidad. Debido a que olvidan las palabras suelen inventar nuevas e incorporarlas al vocabulario, lo que dificulta la comunicación. Es posible que recuerden con exactitud hechos del pasado, pero no eventos recientes. Y el signo que es peor asimilado por los familiares es que dejan de reconocer sus rostros.
Grave: La enfermedad avanza progresivamente y durante su recorrido final las manifestaciones son fuertes. En la fase más grave los peores rasgos son los siguientes: no reconocen a nadie, pierden la capacidad para tragar y masticar los alimentos, ausencia del control corporal, depresión, y vulnerabilidad a contraer otras enfermedades. Este periodo puede acabar en coma o muerte del paciente.
Trastornos de Sueño y Alzheimer
La patología que afecta conexiones neuronales, células y niveles químicos indispensables, tiene una reciente causa identificada. Según un estudio reciente, el insomnio y falta de descanso influyen en la generación de la enfermedad. Por supuesto, que otros elementos como predisposición genética aumentan las chances, pero la confirmación de que los trastornos de sueño son parte de las causales ya está verificado.
En el paciente con Alzheimer se producen acumulación de dos proteínas llamadas tau y beta-amiloides. Lo que hasta ahora no se sabe es por qué ocurre ese desequilibrio. Se apunta a que uno de los factores que propicia este ascenso es la falta de sueño. El estudio se realizó en más de 101 personas y se extrajo líquido cerebroespinal (el de la médula). Durante el proceso de examen se realizaron cuestionarios para saber si estas personas habían tenido problemas para dormir durante toda la vida. La mayoría de los participantes con acumulación de la proteína en cuestión, dijeron experimentar somnolencia diurna y falta de descanso de calidad en la noche.
Por lo tanto, el estudio arrojó resultados claros. Además, se contemplaron todos los factores adyacentes a los participantes. Estos incluyeron: diabetes, índice de masa corporal, depresión, uso de medicamento y nivel educativo.
Los investigadores concluyeron que sin dudas el descanso está vinculado al desarrollo de la enfermedad. Es más, algunas noches sin dormir o dormir poco pueden desencadenar en el aumento indeseado de estas proteínas. Lo cierto es que explicaron que no todos los trastornos del sueño pueden conducir a Alzheimer. También aclararon que esto no es una causa determinante. Y lo que no saben aún es si el proceso es inverso. Por lo cual, no están seguros de si la enfermedad de Alzheimer es previa al trastorno de sueño y lo provoca o si la falta de sueño es la que produce el Alzheimer. En conclusión, está vinculada pero aún restan muchos puntos a concluir.
Otras Causas
Entre otras posibilidades de desarrollar la enfermedad, a lo largo del tiempo se analizaron distintas situaciones. Algunas de las que continúan en consideración son las siguientes:
- Mala higiene bucal o acumulación de placa bacteriana dental. En particular la gingivitis.
- Consumo de gluten.
- Aluminio, papel del material.
- Desórdenes metabólicos, como diabetes.
Estos elementos son a tener en cuenta para prevenir la enfermedad. No son determinantes ni necesariamente producirán la patología. Pero los exámenes, observación y control médico ayudan a evitar sorpresas en la condición física. Por lo cual, se recomienda acudir al profesional frecuentemente y no al tener un avance grave de cualquier padecimiento.