Es claro que lo ideal sería encontrar el colchón ideal y que nos resulte cómodo para dormir y también para hacer el amor. Si bien ésto es una decisión más bien personal y que se debe adaptar al gusto y necesidades de cada pareja o de cada persona, por lo tanto habrá una decisión personal y única que demande gustos y también necesidades teniendo en cuenta la envergadura física de cada pareja y el confort personal, hay una serie de cosas básicas que debemos tener en cuenta a la hora de elegir un colchón duro o blando apto que no nos traiga inconvenientes en ninguna actividad a realizar en la cama.
Podemos describir los aciertos y desventajas de cada colchón en lo que respecta a características mecánicas, que se deben de tener en cuenta para la correcta elección del mismo basándonos en una serie de factores que tienen que ver con la respuesta ante la actividad sexual.
Si optamos por un colchón demasiado firme o duro vamos a notar que generará demasiados rebotes, es decir, no amortigüará bien el peso de los cuerpos y los vaivenes propios del ritmo de la pareja ofreciendo una particular resistencia ante los esfuerzos horizontales. Por otra parte, un colchón muy blando que acompañe tanto el movimiento nos hará sentir que estamos fuera de control en la situación, más que nada ante los esfuerzos verticales, lo cual puede ser igual de incómodo que lo descrito anteriormente.
¿QUÉ PREFERIMOS EN LA PRÁCTICA SEXUAL?
Si en nuestra actividad sexual queremos que haya impacto en la otra persona, que se “sienta” el vigor y la fuerza, el remarcar correcto de cada posición, especialmente si preferimos las posturas más verticales como cuando la mujer está arriba, u otras menos convencionales, nos conviene elegir un colchón firme, que nos permita aprovechar esa ventaja del rebote y la poca amortiguación en nuestro favor y el de nuestra pareja. Es una gran forma de mejorar el desempeño, de poder acentuar y marcar a nuestro antojo, todo ese deseo que estamos queriendo transmitir. En estos casos, el colchón firme es la elección más acertada sin dudas, ya que es más denso y por lo tanto pesado, esa densidad permite una mejor resistencia tanto al peso de cada persona como al impacto, impidiendo que el colchón se salga de su lugar o se mueva, los colchones de resorte o de altas densidades son los indicados para cumplir con estas necesidades.
Si en cambio optamos por posturas horizontales o clásicas, como el misionero, quizás la decisión más apropiada sea un colchón un poco más blando, que ayude a seguir el movimiento de forma adecuada, pero cuidando que no sea tan blando que se entierre ante el peso combinado de ambas personas.
Si pensamos llevar a cabos posturas sexuales y una actividad sexual intensa con muchos saltos y movimientos, es preferible un colchón de buena amortiguación, de modo que aconsejamos comprar un colchón blando. Hay que tener especial cuidado porque teniendo en cuenta que las bajas densidades el colchón también será más liviano, hay riesgo de que se corra o se salga de la cama, aunque esto pasaría si la cama es más chica que el mismo, o si por otra parte tenemos un sommier de base, o una base del estilo, que no tenga un lugar para que el colchón encastre.
Es esencial que también tengamos en cuenta la fisonomía de ambos al momento de elegir la dureza del colchón, lo más acertado es probarlo en la tienda antes de adquirirlo, o consultar con el asesor de ventas acerca de la densidad que más se ajuste a nuestras necesidades.
Por otra parte, si nos gusta la variedad e ir cambiando de posturas, deberíamos elegir un colchón intermedio, pero más tirando a la firmeza si nos gustan las posturas verticalizadas que requieran el impacto y la energía del rebote tal como explicamos anteriormente.
Otro factor fundamental a tener en cuenta es el espacio que vamos a ocupar en el colchón, a veces no nos reparamos en acomodarnos en la ubicación clásica de dormir para hacer el amor, sino que nos tiramos en forma transversal al mismo, o los mismos cambios de posturas y vueltas pueden obligarnos a ocupar otro tipo de espacio. En ambos casos es esencial que los bordes del colchón sean rígidos y no se hundan demasiado, ya que eso sí puede ser particularmente molesto para ambas situaciones, posturas convencionales y no tan convencionales, cambios o giros, que nos queramos ubicar en la diagonal u horizontal del colchón, quizás apoyando las piernas en los bordes. Si los bordes son blandos o poco firmes, sin dudas es imposible que nos sintamos cómodos en estos casos, por lo tanto hay que revisar especialmente los bordes antes de adquirir un nuevo colchón, ya que cuando estamos en la vorágine de las relaciones sexuales es bastante impráctico tener esa clase de “problemas técnicos” al intentar mantener una postura o acomodarnos en la cama.
Como hemos visto es esencial mantener el equilibrio en lo que respecta a la comodidad del colchón para hacer el amor, y también que, si bien son importantes los gustos y preferencias de cada persona o pareja para dormir, también debemos considerar las diferencias de cada uno a la hora de seleccionar el mejor colchón para desarrollar con comodidad y gusto nuestra actividad sexual. No es un punto a pasar por alto, no importa cuan periódica sea la misma, la incomodidad puede ser tal que interrumpa la actividad por completo, llegando a condicionarlo e incluso a quitarnos las ganas o a darnos miedo hacer el amor por culpa de un mal colchón.
Esperamos que este artículo haya despejado dudas y las características mencionadas les sean de ayuda y les permita una elección a conciencia para que no haya arrepentimiento después de adquirir un nuevo colchón para su cama.