El problema de la paternidad desde que el mundo el mundo, sobre todo las mujeres, quienes generalmente pasan más tiempo con sus hijos y ven imposible cómo conseguir que sus hijos las dejen descansar, especialmente cuando son recién nacidos, sabrán de lo que hablo.
Y es que es bastante obvio, los hijos son pequeños seres humanos que durante los primeros años (o décadas a veces) de su vida, dependen de nosotros para lo más básico de su existencia. Los bebés y los niños pequeños especialmente, requieren de mucha atención, de toda la atención posible, primero porque los padres deben hacer todo por ellos, alimentarlos, cambiarles el pañal, hacerlos dormir, alimentarlos, cambiarles el pañal, y el ciclo se repite incesantemente hasta que más o menos logran dormir toda la noche de corrido.
Debemos tener casi un sexto sentido para interpretar qué es lo que necesitan cuando no hablan, y cuando comienzan a hacerlo, ¡Agarrate Catalina! Exactamente lo mismo pasa cuando comienzan a caminar, a andar por toda la casa.
A medida que van creciendo, sus requerimientos aumentan, su aburrimiento aumenta, venga, estamos en el Siglo XXI, es raro encontrar un pequeño que se quede tranquilo varias horas jugando con algo. Parece que están enchufados y totalmente cargados todo el día, los padres a menudo se encuentran con un estilo de vida “al límite”, entre el trabajo y el hogar, donde parece imposible encontrar un segundo de paz, los niños no quieren dormir la siesta, los niños quieren jugar, todo el día. Tampoco los vamos a mandar a ver la televisión las veinticuatro horas o les vamos a dar un móvil o una tablet para que “se entretengan”, aunque bueno, a veces es de los pocos recursos que los pueden mantener más o menos tranquilos por un rato.
Está claro que siempre hablamos del promedio, de casos generales, y que asimismo no hay fórmula mágica pues cada niño es distinto y no a todos les gustan las mismas cosas, sin embargo, hay una serie de recomendaciones que tal vez puedan tener en cuenta para ver si pueden lograr una rutina diaria que implique un poco más de tranquilidad.
Otra aclaración importante, es que nos referiremos a niños que hayan cumplido al menos un par de años, ya que los recién nacidos, bueno, como dijimos, dependen de nosotros absolutamente para todo, especialmente los primeros meses de vida van a ser ustedes a su servicio, los bebés consumen la mayor parte de su energía al ser alimentados, y verdad que no les rinde para nada, ya que duermen una siesta de unas horas y allí están nuevamente llorando para ser amamantados otra vez. En ese caso la madre deberá adaptarse a los horarios de su hijo o hija y descansar en los mismos intervalos que él, no queda otra.
Pero a no desesperar, hay niños que logran dormir toda la noche casi de corrido, y sino puede que en algunos meses lo logren. Por eso estos consejos son mayormente para padres con niños que tengan algunos años, digamos rondando la edad preescolar.
Establece una rutina: aunque parezca bastante intuitivo, te será de bastante ayuda diagramar una rutina para tus niños, una rutina que comience temprano. Si prefieres tomarte un tiempo sola o con tu pareja para desayunar, pues bien, aprovechalo, si te gusta compartir tu desayuno en familia, despierta temprano a tus niños.
Dirás, es mejor que duerman hasta tarde así puedo hacer los quehaceres de la casa, o quizás tus hijos ya sean madrugadores, o los debas llevar a la escuela por la mañana, de todas formas es bueno que los despiertes temprano así tendrás la posibilidad de que después del almuerzo se sientan cansados y quieran tomar una siesta, de modo que también tu podrás aprovechar ese tiempo para descansar.
Lo mismo a la hora de dormir, establece un horario (casi) inflexible para que se vayan a la cama, de esta manera podrás retozar con tu pareja o en soledad, o irte a la cama tu también temprano.
Actividades extracurriculares: si puedes permitirte enviar a tus hijos a realizar alguna actividad fuera de casa, verdaderamente es lo ideal. A menudo les gusta algún deporte, o aprender a tocar algún instrumento o a dibujar, de esta manera no solo estás fomentando sus intereses personales, ayudándole a descubrir sus pasiones y desarrollando su inteligencia creativa, sino que estás influyendo en su integración en la sociedad y sus relaciones con pares, además de que te estás asegurando de unas horas libres algunos días a la semana (depende de a cuantas actividades lo mandes).
Hay lugares que, por ejemplo, durante el receso de verano, que los niños no asisten a la escuela, pueden inscribirse a clases de natación, esto sin dudas los ocupará unas horas y lo más importante, los ayudará a descargar energías.
Hora de juegos: te será conveniente entablar una buena relación con otras madres que tengan hijos pequeños, a menudo suelen ser amigas, parientes o las conocidas del jardín de infantes o escuela al que asistan tus hijos. Es importante que los niños se vinculen con otros niños para su desarrollo emocional y sus relaciones interpersonales, pueden turnarse con alguna madre para enviar los niños a jugar a alguna casa, una vez a la semana. De esta manera también te asegurarás unas horas de descanso, paciencia para cuando te toque ser a tí la anfitriona.
Además de la relación con otros niños, también es importante que dediquen, como padres, algún tiempo para jugar con sus hijos, llevarlo a alguna plaza o parque, o hacer algo divertido en la casa, aunque sea un rato, no solamente fortalecerá su vínculo, y será un tiempo preciado que recordarán todos en familia, sino que también estarás contribuyendo a que descargue energías para poder descansar por las noches.
Con los niños es muy importante ser pacientes pero firmes. Si sigues estos consejos estarás mejorando la infancia de tu hijo, contribuyendo a tu propio descanso que es esencial para que realices todas las actividades del día, pero aún así que mantengas el vínculo y no simplemente lo pongas detrás de alguna pantalla. Aunque, este es un buen recurso si se tornan caprichosos o simplemente están demasiado cansados como para jugar. Sin embargo, los alentamos a que unas horas al día, vuelvan a ser niños.